domingo, 31 de enero de 2010

¡¡¡Que me devuelvan a mis vampiros!!!!


Yo tenia un foro tranquilo: había conseguido mover mucho clasiquito de terror, con alguna que otra modernidad de la cosecha de la familia King, algún que otro Ramsey Campbell, pero en general era a fiel a los autores y los monstruos de toda la vida bajo el ala de mis editoriales fetiche la sin par Valdemar, la elegante Siruela, hasta la revolucionaria 451: ¿ qué miedo mas atávico que ese monstruoso y perverso Conde Drácula del inmortal Stocker?, ¿ que seres que mas inquietantes que esos indefinibles que susurran desde la oscuridad de los tiempos protohistoricos salidos de la imaginación enfermiza de Lovecraft ?, ¿qué figuras mas románticas que esas perversas mujeres que llevan a la perdición como Carmila, Alraune o Clarimonda?.

De vez en cuando se me colaba algún hombre lobo, algún demonio despistado, alguna bruja algo más malvada de lo habitual, hasta algún científico loco de aviesas intenciones y malas prácticas.
Tenía que poner en uso mi poca paciencia para soportar a la cargante de la Anne Rice que apuntando maneras pseudogóticas nos metía a sus vampiros cursis y de almas atormentadas. Pero bueno solo era ella, porque las versiones acnéicas iban a juvenil.

Hace uno tiempo me avisaron que desembarcarían una legión de Zombis sin alma al mas puro estilo de aquellos de Dario Argento y su Amanecer de los muertos de tendencias apocalípticas y para eso si me prepare, hasta desempolve algún que otro autor de culto como William Seabrook y su Isla mágica e innove con la magnífica Pilar Pedraza matando dos pájaros de un tiro al traer a la versión zombie de Hípatia con La perra de Alejandría. Luego llegarían los Brooks y su Manual de supervivencia zombie y secuelas, Manuel Loureido y el Apocalipsis Zombie, Las zombis rubias, para acabar con versiones de los clásicos de chic lit de las Austen convertidas en matamuertos vivientes de formación kunfunfunera o a nuestro mas castizo Lazarillo limpiando los caminos de indeseables bichos . Tenía su gracia, ... ¡¡que le vamos a hacer!!!, ¡¡no somos nadie!!! y ya no se respetan ni al miedo.

Mientras el enemigo se preparaba agazapado en las sombras, y de repente un brutal desembarco ha tenido lugar en el subforo de terror: Series y series de terror romanticón de la mano de vampiros sexis y desleídos. Sin maldad de la buena, arrepentidos y doloridos por ser malos, enamoradizos. Solo una miaja de perversidad elegante y sofisticación barata. Todo ello al calor de la series de TV, y bajo el impacto de no se que magnetismo animal.

Mientras el miedo el de verdad se refugia en territorios mas sólidos y se esconde bajo las vestiduras de asesinos en serie y psicópatas a los que no atormenta el remordimiento. Veanse las novelas de John Connolly, esos son monstruos de verdad.

¡¡¡Quiero a mis monstruos sin pasar por el estilista!!!!!!
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Un camino abierto



Va a hacer casi cuatro años que llegué al foro dentro muy poco. Lo encontré en una situación difícil para mí, buscando un cambio en mi vida de forma consciente. Llegué como quien llega a una casa nueva en medio de un aguacero. Venía huyendo de interminables mañanas de cafés llenas de maledicencias y chismorreos, de vivir por delegación la vida de mis hijos y de mi marido, de un mundo que nunca quise , aunque me sirviera en algún momento de evasión que curara alguna herida de soledad. Y os encontré, me encontré a mí misma. En un ejercicio de vanidad tal vez, encontré a esa persona que fui a la pasión que aburría mis amigas de este momento. Deje atrás los chismes del colegio y de la tele que me hastiaban y me daban un tinte de ama de casa convencional, cotilla y algo neurótica que nunca quise ser y aunque lo de obsesiva y algo histérica no lo pude suprimir, recupere mi vida de lectora voraz y me tropecé amigos y conocidos nuevos.
En cuatro años ha pasado por aquí mucha gente. Algunos se fueron porque la vida les ofreció nuevas opciones, otros por aburrimiento y otros porque no se adaptan a los cambios.
Pese a todo algunos permanecemos en el filo: hay muchas cosas de los cambios que han venido que no me gustan: el olor a café con leche y chismorreo, la banalidad de comentarios pseudotrascendentes, el cotilleo superficial con un tipo de humor en el que no encajo ni entiendo, la entrega incondicional a causas literarias o a atractivas fotografías, la falta de tono del sentido del humor que me gusta, mas maduro y menos fácil.
Y sin embargo pese a las ausencias, pese a todo, me quedan rincones en los que revivir las citas tranquilas con lecturas compartidas y charlas brillantes. Oportunidades únicas de descubrir nuevos horizontes y escritores desconocidos para mi, el hermanamiento con almas gemelas por descubrir.
Pese a todo, sigo dando cada mañana gracias por poder entrar en el foro mientras termino de abrir los ojos y reencontrarme con amigos, con mis comentarios del día anterior enriquecidos y matizados, con libros nuevos de autores viejos.
A veces me planteo que tal y como va no me compensa el esfuerzo de permanecer ligada a él, pero de repente recibo un mp, y me doy cuenta de que hay gente a la que quiero y admiro, que están también ahí, un poco a la deriva, a la expectativa, que no quiero perderlos por muchas piedras en el camino que me encuentre. Tal vez también pasen estos días de melancolía o tal vez me acomode en ella placidamente y sea capaz de abstraerme de lo que no me gusta. En todo caso creo que necesito estas referencias que forman ya parte de mi.

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jueves, 21 de enero de 2010

Tres rosas y media botella de coñac




Edgar Allan Poe nació un 19 de enero, de 1809. Es sin duda una figura de referencia de la literatura de todos los tiempos y es también un mito. Su vida desordenada, su depresión, su alcoholismo, pero sobre todo su muerte,  lo han convertido en una figura legendaria, en el prototipo de genio bohemio. Tal vez fuera solo un inadaptado de imaginación desbordada y algo lúgubre. Seguramente en sus pesadillas sus adicciones y su desordenada personalidad tuvieron mucho que ver, y el simplemente las encauzo hacia sus cuentos.

Lo encontraron el 3 de octubre de 1849 delirando,  sin poder dar razon de su estado, incoherente y enajenado, en las calles de Baltimore. Murió sin recuperar la conciencia cuatro días después. Aun no sabemos la causa. Fue enterrado en cementerio de la ciudad en la que falleció en soledad.

Desde 1949 un desconocido dejaba de madrugada en su tumba el día de su cumpleaños, tres rosas y media botella de coñac. Pero este año ese desconocido que acudía con el alba a encontrarse con su viejo amigo y brindar con él, ha faltado a la cita y la inquietud se apoderado de quienes seguían de cerca este reencuentro.

Nadie sabe quien era el admirador, nadie quiso saber quien se escondía tras el largo abrigo y un sombrero que le velaba la cara. Tal  varias  personas a lo largo de estos 60 años fueron tomando el testigo, pero esta última cita quedo en el aire y la memoria se tiñe de nostalgia, porque algo se ha perdido entre las lápidas y el  romanticismo del recuerdo nos trae a los admiradores del poeta una pizca de tristeza.

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viernes, 8 de enero de 2010

Reencuentros.



A veces un libro te llena el alma de evocaciones infinitas y de plenitudes sorprendentes. Eso me ha pasado con este libro: Cuarto menguante.
Es el libro de una antiguo compañero de carrera y a raíz de la cena de aniversario, nos reencontramos después de mucho tiempo. Surgió la presentación y fuimos a acompañarle unos días después.
Fue una preciosa presentación en una maravillosa librería que esta situada lejos del centro de la ciudad y que actúa además de animador cultural en un barrio tradicional de ciudad. Es tal vez la librería mas bonita que he visto jamás, con vocación de ser algo mas que un almacén de libros. Pero esa es otra historia.
Decía que fue una preciosa presentación y es que tiene detrás una historia de las que devuelve vocaciones: A Juan, mi compañero de carrera, le publicó el libro su exalumno, Nacho Escuín, que es además un excelente y jovencísimo poeta y Antón Castro, una institución cultural en Zaragoza, viejo amigo del autor, aunque a determinadas edades las relaciones nos permiten tener a estos presentadores de lujo.
Hasta ahora era solo una romántica coincidencia de circunstancias: reencuentros después de muchos años, una relación entre el adolescente que fué y su maestro, reencuentro de amigos, pero una vez tuve el libro en las manos, todo quedo en segundo plano ante el destello de su contenido: Cuarto Menguante es una miscelánea de cuentos y microrelatos con un contenido sorprendente y magníficamente escrito. Rezuma cultura y una prosa magnifica, ironía, humor negro, y sobre todo inteligencia.
Ojala encuentre la repercusión que se merece, porque en la agradable reunión de unos pocos compañeros de aquellos años de adolescencia tardía, he descubierto a una excelente escritor.
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