lunes, 28 de enero de 2013

"La cabeza en llamas" de Luis Mateo Díez, ganadora del Premio Francisco Umbral 2013




“La cabeza en llamas”, del escritor y académico leonés, Luis Mateo Díez, es el título de la novela ganadora de la II edición del premio ‘Francisco Umbral al libro del año’ que se ha fallado el pasado miércoles en un acto celebrado en la Casa del Lector de Madrid.

El jurado ha estado presidido por Carmen Iglesias, y compuesto por César Antonio de Molina, Juan Cruz, Fanny Rubio, Santos Sanz de Villanueva, Fernando Rodríguez Lafuente, Carlos Aganzo y Manuel Llorente Machado, quienes por mayoría han decidido otorgar el premio a este libro por: “la extraordinaria calidad de su prosa y la hondura psicológica y humanística de los personajes que pueblan sus cuatro historias“.

Según ha informado la presidenta del jurado, la académica e historiadora Carmen Iglesias, esta obra "es un magnífico libro, compuesto por cuatro historias impresionantes que merece la pena leer". El crítico Santos Sanz Villanueva ha señalado que el premio de este año es “excelente”, ya que reconoce “la calidad de un texto difícilmente discutible, en un nivel superior de la creación literaria”, pues “combina registros totalmente distintos” que van de lo humorístico hasta las proximidades del surrealismo.

Se trata de la segunda edición de este premio literario, un reconocimiento con el que la Fundación Francisco Umbral, creada en 2009, elige el mejor libro escrito en castellano editado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2012. ‘La cabeza en llamas’ ha sido elegida entre una treintena de obras escritas en castellano de las que siete han resultado finalistas. El autor recibirá 12.000 euros y una escultura de Alberto Corazón.
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miércoles, 16 de enero de 2013

"La biografía del silencio", la nueva obra de Pablo D'Ors



Solo hace falta un paseo por el Metro madrileño para percatarse que la nuestra, no es una sociedad silenciosa y sosegada. Más que andar deprisa, caminamos por el aire, nos empujamos por entrar en el vagón e intentamos arañar el máximo de minutos al reloj. Es solo un ejemplo. Al igual que somos capaces de sacar cualquier tema de conversación absurdo con una persona con tal de no permanecer en silencio. Por tanto, encontrar un libro que ensalce eso, el silencio; y el valor de la meditación, no deja de ser paradigmático.

El teólogo y escritor, Pablo d'Ors nos muestra en su última obra, “La biografía del silencio” su experiencia con la meditación y por qué comenzó a ello. El proceso de meditación está dividido en tres partes: una en la que se trabaja con la mente, una en la que se trabaja con el cuerpo y otra con el espíritu. "Como nuestra mente suele estar muy dispersa la fijamos en algo muy básico como es la respiración", explica. A continuación, "te vas concentrando en las distintas partes del cuerpo y las vas soltando de manera que el cuerpo acabe en un estado diferente más preparado para la recepción". Por último, le toca el turno al espíritu. "Tomamos una frase o koan -una especie de acertijos utilizados en el zen- y no solo hay que comprenderlo sino disolverse en ello".

Ante un público joven, D'Ors desgranó algunas de las ventajas de la meditación: “Meditar estimula la verdad. Te das cuenta de que mientras tú te encuentras en una situación pasiva el mundo sigue girando, sin necesidad de tu participación.” Frecuentemente solemos caer en personalismo y realzamos nuestro propio ego, con la consecuencia, según el autor, de “convertirlo en un criterio rector de nuestras vidas”. La vida sigue sin nosotros y “con la meditación es posible comprender que somos parte de un todo”, apostilló el escritor.

Cometemos por lo general la ingenuidad de creer que lo que vemos y oímos es la realidad, pero esa realidad está distorsionada porque la miramos desde nuestro micromundo de miedos, anhelos, intereses. “La meditación no te abre las puertas de un mundo nuevo sino que te permite ver la realidad de este mundo” apuntó D'Ors, una realidad que es diferente a la que creemos ver y sentir. Es más, añade que “el trabajo y el esfuerzo en la meditación no significa, por ejemplo, que si eres una persona triste te vayas a convertir en una alegre”, sino te permite ver la realidad con su verdadero color, y de esa manera la puedes entender realmente.

Por eso no tienes dudas en señalar que la meditación sirve para vivir mejor en este mundo. Sin embargo, para lograr cruzar ese umbral antes es necesario liberarse de cierto lastre. "Demasiadas experiencias pueden aturdirnos". "Nos hemos convertido en coleccionistas de sensaciones fugaces, que son tan fugaces que no tienen tiempo de alimentarnos por dentro" concluyó D'Ors.

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domingo, 6 de enero de 2013

Presentación de “La isla más pequeña del mar” de Luis Mollá, en El Puerto de Santa María




En la tarde del 12 de diciembre, cuando ya en las calles empezaba a respirarse esa navidad que ahora nos ha dicho adiós, el marino y escritor Luis Mollá Ayuso (Escorpion en el foro) presentó en El Puerto de Santa María su más reciente novela: “La isla más pequeña del mar”, publicada por J. M. Ediciones. 

Fuimos muchos los lectores y amigos de Luis que nos reunimos en la Bodega Mora de Osborne, uno de los enclaves más hermosos de El Puerto de Santa María, para acompañarle en esta presentación. Sabíamos que se trataba, además, de un acto solidario, pues los beneficios que se obtuvieran de la venta de libros en esa tarde irían destinados a la Asociación Pablo Ugarte para la lucha contra el cáncer infantil. Y la iniciativa fue todo un éxito: desde el mismo momento de nuestra llegada pudimos ver lo animado que estaba el stand de venta de libros, en el que no sólo se ofrecían esta y otras obras de Luis, sino también la novela “En el calor de la tarde”, de su compañero y amigo Antonio Ruibérriz de Torres, otro ilustre forero conocido entre nosotros como Fenix. 

Envueltos por los exquisitos aromas del vino, y magníficamente atendidos por Luis - que no se dejó a nadie sin saludar, ni un solo libro por firmar-, los asistentes esperábamos  la llegada de quien debía conducir la presentación: la conocida escritora Almudena de Arteaga, que en esos momentos volaba más que corría hacia El Puerto, desde el cercano aeropuerto de Jerez. Un acto previo la había retenido en Madrid más tiempo del previsto; sin embargo, no tuvimos que esperar demasiado hasta que su rubia y elegante presencia se materializó en la mesa. Parecía caída del cielo. Y eso que, para entretener la espera, Luis ya había tomado la palabra, nos había presentado a los otros integrantes de la mesa - su editor, el representante de la bodega y el abuelo del niño Pablete-  y en el momento de la angelical aparición de Almudena, nos estaba hablando de la Asociación Pablo Ugarte, fundada por un oficial de Marina y su mujer después de que el cáncer les arrebatara a su hijo, y nos explicaba los logros que habían alcanzado recientemente: desde el apoyo a varios equipos de investigación, hasta el reparto de juguetes a niños hospitalizados, o la ayuda a las familias de estos.

Ya con Almudena, el acto pudo centrarse en su verdadero objetivo: hablar de la novela. Bajo la forma de un diálogo entre amigos, en el que Almudena introducía y preguntaba, y  Luis iba desgranando  respuestas con su habitual savoir faire, pudimos compartir una confidencia de Almudena, que nos contó lo mucho que le había impresionado la lectura de “La isla más pequeña del mar”, pues la terrible experiencia que vive su protagonista es la misma que a ella le asaltó muchas veces, en forma de pesadilla recurrente, cuando sus hijas eran pequeñas: soñaba que un golpe de mar se las arrebataba, y que morían ahogadas ante sus ojos, sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. 

Luis, por su parte, nos explicó que la idea le fue inspirada por la lectura de una novelita que compró a ciegas, para entretener los ratos muertos durante una estancia en Madrid. Allí se narraba la historia de alguien que encuentra el verdadero sentido de la existencia, a partir del momento en que le diagnostican una enfermedad  mortal. Luis pensó que el tema podía ser mucho más fructífero, si lo que se ponía en juego no era la propia vida, sino el desafío de seguir viviendo después de la pérdida de los seres más queridos. Y la protagonista tenía que ser una mujer, por supuesto, pues la maternidad tiene una fuerza dramática inigualable. Y, cómo no, la historia debía transcurrir en el mar. Sería la aventura de una mujer valiente, a quien el mar se lo arrebató todo, y que sólo en el mar puede aprender cómo seguir viviendo.

Así nació este viaje solitario  de Celia –un nombre que Luis eligió simplemente porque es corto y le gusta- por el Mediterráneo, a bordo de Il Genio, un velero de bandera italiana. El autor conoce bien todos y cada uno de los puertos a los que nos lleva: la Provenza francesa, la costa de Nápoles, la isla de Capri… y cómo no, la isla de Mallorca, en la que vivió más de un verano de su adolescencia. Un escenario colorido para un viaje que es en realidad profundamente introspectivo, y a lo largo del cual Celia vivirá encuentros y experiencias que terminarán enseñándole a guardar para siempre los recuerdos en “la isla más pequeña del mar”, esa isla que, como bien señaló Luis, “está mucho más cerca de lo que pensamos.”

Al cierre del acto pudimos compartir buen vino, fotos y abrazos. Aún me ronda el paladar el exquisito deje del Santa María Cream. 
Sue_Storm
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