miércoles, 10 de abril de 2013

Mario Levi: "Si no pudiera escribir, me volvería loco"


Con un tono pausado y alegre, reflejo de alguien que ha escrito una novela en 7 años pero que se siente elogiado por la crítica al describir “Estambul era un cuento” como su obra maestra; el escritor turco Mario Levi presentó en la Casa del Lector su primera novela traducida al castellano (Galaxia Gutenberg). Sorprende que hayan pasado 14 años desde su publicación en turco, sobre todo teniendo en cuenta que su español es perfecto, una lengua heredada de aquellos judíos sefardíes expulsados de España hace 5 siglos: “Mi abuela me enseñó de pequeño el ladino y luego estuve en España unos meses perfeccionando el idioma.”

"Estambul era un cuento" es “de esos libros que ya no se escriben”, explicaba el editor durante la presentación. Plantea los grandes temas de la literatura y se basa en el recuerdo, real o ficcional, de personajes, hechos, vivencias, en torno a la familia Ventura, en Estambul. Una saga familiar contada a través de una única voz, un personaje que sin embargo apenas se dibuja y el lector se sorprende buscando sus rasgos a lo largo de las setecientas páginas que dura la novela. Un protagonista principal que no deja de ser la ciudad que da cabida a todos los personajes: Estambul. El autor, quiso destacar que “lo más importante en literatura es la sinceridad”

No obstante, no dudó en admitir Levi que varios pasajes de la novela están basados en su experiencia ya que “todo lo que se escribe es autobiográfico. Lo que no significa que todos los personajes, o los hechos, sean reales”. Sin ser narrados de forma cronológica, los hechos van desde los años de la República turca, al término de la Primera Guerra Mundial, hasta los turbulentos años ochenta, tras el golpe militar. Cuarenta y nueve personajes pertenecientes a tres generaciones aparecen en las cerca de 700 páginas de este libro en el que se suceden centenares de historias diversas, ejemplo de la mezcolanza cultural de Estambul.

Durante la presentación, Mario Levi explicó que tenía una vaga idea sobre escribir un libro sobre una familia judía pero no un guión pensado ni planes concretos. "Escribiendo y escribiendo me di cuenta de que había guardado muchas cosas en mi memoria, pero nunca me imaginé que iba a ser una novela tan larga. No podía terminar". Este hecho lo achacó a la propia Estambul: "La ciudad me ofrece tal cantidad de historias que es imposible dejar de escribir". A pesar de todos los años que tardó en escribirla, el escritor turco no pudo ocultar que disfrutó mucho con ello ya que según sus palabras, “si no pudiera escribir, me volvería loco.”

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