Somos un pueblo algo mezquino con nuestra historia, parece que a lo largo de este siglo, en contraste con otros países, tenemos la tendencia a infravalorar nuestras victorias y resaltar nuestras derrotas. De eso se habló ayer en la presentación de la novela de Luis Zueco, Rojo amanecer de Lepanto, de la acepción tácita de esa leyenda negra construída en torno a los Austrias y al negar la parte mas gloriosa de la misma. Mientras países como Inglaterra o Francia han glorificado a sus monarcas y figuras históricos, elevándolas casi a la categoría de mitos, nuestras grandes figuras se tiñen de tonos oscuros, se niegan a la memoria y reniega de quienes fueron los brillantes protagonistas de una época en la que eramos la gran potencia del mundo.
Por eso es tan atractiva esta novela, porque trata de recuperar ese orgullo en un episodio que afianzó la historia de una Europa amenazada, que no hubiera sido igual si esa batalla se hubiera perdido. Quien sabe donde estaríamos hoy si los turcos no hubieran sido derrotados en aquella brutal batalla del Lepanto.
En la presentación de ayer en Fnac de Zaragoza, Santiago Morata, ¡que estupendo es,! y Luís Zueco, (no os olvidéis del nombre de este jovencísimo escritor, porque volverá, no os quepa duda), nos presentaron una historia apasionante que ha dado lugar a una novela rigurosisimamente documentada, por la desfilan una galería de personajes merecedores cualquiera de ellos de una novela, pero a los hemos dejado en el baúl de los recuerdos no queridos, interesados en resaltar otras etapas mas deprimentes de nuestra historia, tal ver con un masoquismo algo paleto.
Es una época apasionante y vibrante, nos contaron como los tercios de Flandes eran el cuerpo militar mas temible y eficaz de la época, como eran aquellas batallas navales, tan alejadas de la imagen que tenemos, transmitida en gran medida por el cine, como sus protagonistas eran personajes admirados, temidos y con carisma. Un tono bastante distinto de ese tono deprimido de los Alatristes de Pérez Reverte. Todo depende el cristal con del que se mira.
No hay trama secundaria, solo la aventura de una batalla que cambio el mundo, unos personajes que destacan en el tapiz de la historia y que han quedado ocultos por la patina del tiempo, y un inmenso amor por el trabajo concienzudo y metódico.
Destacó Santiago que es una de esas novelas con las que se aprende, mucho, en las que si bien no hay una peripecia de fantasía que nos despiste, condensa en un tamaño nada exagerado, son poco mas de 400 paginas en una tipografía clara y y diáfana, la esencia de una etapa gloriosa, de unos protagonistas reales y carismáticos, el rigor concienzudo del documentalista, y la gracia de un relato que tras un principio algo lento va cobrando intensidad y pasión conforme avanza.
¡¡¡Lo que los ingleses o los norteamericanos habrían hecho con esta aventura!!!.
No os lo perdáis
1 comentario:
Tiene muy buena pinta el libro....
Lo tendré en cuanta para futuras compras.
Mi blog http://docublogonline.blogspot.com/
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