No hay nada mejor para un escritor que tener un buen amigo que amenice las presentaciones de sus libros. Debe de ser que tras escribir 388 hojas, Joaquín Llorens no supiera más que decir, como él mismo reconoció: “me he traído una guía con un esquemita por si me pierdo completamente”. Pero el presentador del acto, Carlos Salem hizo honor a una de sus primeras reivindicaciones: “siendo los inventores de la picaresca, es inexplicable que haya pocos autores que se dediquen al humor”. Y ya no hablemos de sexo. Porque, aunque parezca que Política criminal va de políticos y de criminales (¿o acaso ya son sinónimos?); lo cierto es que viendo a una chica desnuda en la portada, el autor deja entrever que no se trata de una simple novela negra: “intenté crear una porno-detective, aunque creo que al final me ha quedado una golfo-detective”. Creando la figura de Beatriz, Llorens ha intentado no caer en el tópico de que las primeras obras de un autor son autobiográficas; “no obstante, cuesta creer que tu hayas hechos todas las cosas que hace Beatriz”, apuntilló Salem.
Muchas cosas se han oído en sus escasos años de vida sobre el partido Unión Progreso y Democracia, pero todavía les quedaba ver cómo Llorens usaba algunos puntos de su programa electoral para dar base ideológica a la organización terrorista ‘La Hermandad para la regeneración democrática’, “sin embargo, ellos se lo han tomado con humor y son los primeros en apuntarse a las presentaciones de este libro”, afirmó un sonriente Llorens.
Así es la política: ininteligible. A veces los buenos son malos; los malos, buenos y ¿nosotros? Lectores.
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