El escritor israelí Etgar Keret estuvo unos días en Madrid para dar a conocer su nueva obra De repente llaman a la puerta, una de las más aclamadas por la crítica internacional y que se compone de 38 historias breves que tocan temas controvertidos como la violencia, la sexualidad, la muerte, la soledad o las relaciones humanas.
Los relatos están ordenados de forma más o menos premeditada, ya que como él mismo explicaba: “El primero y último relato me tienen a mí como protagonista pero el resto fueron ubicándose en medio a modo de hilo musical”.
Sobre De repente llaman a la puerta nos comentó que para él fue un libro diferente ya que le provocó una crisis como escritor :“Con él descubro que no es fácil escribir, que no escribo de manera disciplinada y me doy cuenta de la complejidad de la relación con la escritura”. A pesar de ello, Keret cree que escribir es la forma que tiene de comunicar sus problemas y estar bien con él mismo. "En realidad, creo que escribir historias es la forma más intuitiva de comunicarse”, añadió en un encuentro con blogueros en la editorial Siruela.
Este nuevo libro le ha llevado 9 años de trabajo, en pequeños tramos, ya que Kereth alternaba su trabajo en la Universidad con proyectos audiovisuales. “Creo que este es el que mejor me representa en este momento. Hay libros que escribí cuando era más joven y en esa época haces cosas que no harías en este momento".
En un ambiente relajado y coloquial, Keret confesó: "No sabría decir si De repente llaman a la puerta es mi mejor libro pero sí el que más tiempo he tardado en escribir, el que más se parece a mí en este momento y en el que he empleado una mayor dedicación”. Lo que si aclaró, es que es su libro más intimo y el más famoso.
Entre las influencias recibidas, Keret destacó las de Kafka aunque hizo especial mención a las de sus padres y su familia. Algunas de sus historias han traído la polémica en sectores conservadores: "Mi hermana no lee mis obras porque es ultraortodoxa y choca con sus convicciones sobre el sexo", agregó el escritor israelí.
Confesó que uno de sus deseos es que sus obras sean traducidas al árabe ya que "siempre se ha visto como lengua del enemigo", algo que no comparte. Reconoce que le preguntan mucho por su opinión sobre el conflicto palestino y se mostró tajante: "Si no sé solucionar los problemas con mi mujer, como para saber arreglar el conflicto". No obstante, tras mucho esfuerzos e intentos, el libro ha salido publicado en Palestina, lo que el autor desconoce es si el hecho de que se haya agotado la primera edición es "porque lo leen o porque Hamas los quema".
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