viernes, 18 de octubre de 2013

"Los filósofos presocráticos"



En el año 2013 d. C. Iniesta de Fuentealbilla o Casillas de Móstoles tienen más tirón popular que Demócrito de Abdera, Anaxágoras de Clazomene o Parménides de Elea. Competir en horario con un partido de fútbol hace que tu audiencia sea más selectiva y pequeña, pero eso poco pareció preocuparle a Alberto Bernabé en la presentación de su último libro: 'Los filósofos presocráticos'. Filólogo de profesión, el autor afirmó que ha realizado un acercamiento peculiar a estos filósofos desde su disciplina: "Me ha interesado valorar los aspectos lingüísticos, literarios y el sentido último de sus palabras", comentó Bernabé.

La filosofía presocrática es el primer paso en la aventura del pensamiento, con ella asistimos a una forma de filosofar que está hecha sin intermediarios, en la que únicamente intervienen la razón humana y el mundo que nos rodea. Como apuntó el escritor, "los filósofos presocráticos no sabían que lo eran", por lo que la agrupación de todos ellos bajo una misma categoría puede ser complicada. Unos, como Parménides, escribieron en verso, otros desarrollaron teorías sobre el origen del cosmos antagónicas; pero lo que todos comparten es su repercusión futura. Ellos asentaron la semilla de todas las discusiones filosóficas posteriores: la naturaleza, el ser, la religión, etc. "Los pensadores de los siglos siguientes pudieron negarles o reírse de ellos, pero todos partieron de sus trabajos".

A pesar de centrar su análisis en las cuestiones lingüísticas, el también profesor universitario destacó que ha tratado de no meter muchas "filologadas", ya que, a su juicio, carece de sentido elaborar un libro en el que resulte "más complicado entenderme a mí que a los propios filósofos que escribieron los fragmentos". Al menos Bernabé aspira a que los lectores no tenga que releerse tres o cuatro veces la misma línea para comprender el significado: "una amiga mía dice que es un libro para leer en el metro"

No habrá goles, pero 90 minutos de lectura pueden ser igual de interesantes.

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