Javier Serrano presentó el pasado jueves en la librería Central su último libro, La jaula. En él, hace una profunda reflexión sobre una sociedad en decadencia, quizás la nuestra, donde los reos viven prisioneros en una jaula sin barrotes. Un lugar donde nadie escapa por miedo, un lugar donde los presos se vigilan unos a otros, un lugar con una torre en el centro con las luces siempre encendidas y donde no hay intimidad. “La torre es el eje entorno a cual gira todo”, explica Serrano.
La novela está cargada de simbolismo, desde el lenguaje hasta los propios objetos. Clea Moreno resaltó también el parecido entre el nombre del protagonista, Bastián Bastián, con la palabra bastión (en referencia a la Torre). “Lo puse sin pensar en eso, quizás estaba en mi subconsciente”, subrayó el autor. La Torre se encuentra ubicada en el centro de un círculo, al igual que todas las cárceles. “Nuestro mundo son todos prisiones, empezando por el círculo más cercano que es la familia”, asegura Serrano
¿Para qué sirve la cárcel?, ¿para qué sirve el castigo?, se pregunta el escritor. Sin escribir la palabra cárcel ni una vez en el libro, explica que “una sociedad que castiga el individuo inocente, es una sociedad que se oprime a sí misma”. La jaula es una alegoría del mundo en general, “ni siquiera los presos saben por qué han ido allí, al igual que nosotros no sabemos por qué vinimos al mundo”, relata Javier Serrano. Al menos conservamos la literatura para poder usarla como redención para salir de las cárceles físicas y mentales.
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