Un viajero es un testigo del mundo que
no pretende contar más que su propia vivencia, directa e individual,
lo que ven sus ojos. Para entender los claroscuros y los distintos
puntos de vista de caminantes y caminos el grupo de El Periscopio se
adentra en las obras viajeras de personajes de renombre.
Si antes fueron las obras de Concha
Espina (“Singladuras, viaje americano”) o Charles
Chaplin (“Mis andanzas por Europa”), el Periscopio se
ha atrevido con uno de los grande de nuestras letras: Vicente
Blasco Ibáñez y su viaje a Italia, “En
el país del arte. Tres meses en Italia” (Ediciones
Evohé).
Es marzo de 1886, en plena lucha por el
control de Cuba, y Blasco Ibáñez solicita junto a otros notables la
celebración en Valencia de una manifestación para mostrar el
rechazo de la sociedad al apoyo de EEUU a la independencia cubana. El
gobierno de España no se lo permite, pero el acto finalmente será
celebrado con un fuerte enfrentamiento con la policía que ordenará
detener a los promotores.
Blasco Ibáñez se esconde en casas de
amigos y en barracas cercanas a Valencia hasta hasta lograr emprender
un viaje en barco que le llevará a Génova. “El día 1 de abril
publicará en el diario El Pueblo
el primer artículo de su peregrinaje italiano, crónicas que irán
apareciendo hasta el 5 de junio y que compondrán un libro editado
posteriormente”, explica en el prólogo a esta edición actualizada
Rosa María Rodríguez Magda, directora de la Casa-Museo de Blasco
Ibáñez.
En
este libro, que está escrito como un serial de crónicas enviadas a
la prensa de aquellos días, un joven Blasco Ibáñez recorre
ciudades como Niza, Pisa, Roma, Pompeya, Venecia, el Vaticano, Milán
o Turín.
A
partir de la recuperación de antiguas ediciones, El Periscopio ha
apostado por sacar a la luz una edición actualizada con notas
aclaratorias, correcciones y dos capítulos que desaparecerían tras
la edición príncipe de 1896.
“Blasco
Ibáñez fue expléndido en su vida y en su obra” remarcó el
responsable de la edición Julio
Castelló en la
presentación de la obra en Madrid, celebrada en la Casa de Valencia.
Por su parte, Jaime
Alejandre, miembro de El
Persicopio, calificó la obra de “bellísima literatura” y añadió
que el autor “conoció la cárcel y diversos exilios, y este libro
nació de uno de ellos. Blasco fue capaz de dejar pasar su camino al
Nobel por no perder su valor crítico”.
El Persicopio es un proyecto en el que
algunos llevan soñando más de 30 años y que cuenta con el apoyo de
Ediciones Evohé. Sus miembros impulsan la reflexión y tratan de
recuperar obras de carácter viajero, centrándose en las convulsas
décadas de finales del siglo XIX e inicios del XX. El grupo
literario lo integran Jaime Alejandre, Julio Castelló, Juan Pedro
de Gaspar, Arturo Gonzalo y Javier Quintas.
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