Pocos personajes con proyección pública han provocado a su muerte una reacción de cariño tan grande como Miguel Delibes. Y como es natural también algún personaje ha querido destacar haciendo un panegírico con tintes de menosprecio en tono de moderno intelectual que mira a sus maestros por encima del hombro. No voy a citar al autor, contra el que todo Valladolid está levantado porque oso además comparar las luminosas y abiertas ciudades mediterráneas con las grises, lluviosas y estrechas callejas de la ciudad castellana.
Este escritor, que tiene en su haber algún que otro premio literario, columnista de un diario también de provincias, y brillante analista de actualidad por lo que parece ser, tiene las ideas tan claras que defiende lo antiguo y pasado de la obra de Delibes, porque según él su literatura no interesa a nadie por tanto nadie le lee y sus historias llenas de torres con nidos de cigüeñas, campesinos que lían tabaco, beatas que espían detrás de las ventanas, están pasadas de moda. No sé en qué criterios se ha apoyado para hacer tal afirmación, tampoco entiendo eso de pasado de moda. Porque puestos a pensar en tiempos caducos, pasados de moda están también Cervantes, Galdos o Lorca. Al menos los universos cotidianos que trasladaron a sus obras nada tienen que ver con nuestra sociedad. ¿Y qué decir de las novelas de ambientación histórica que hablan de costumbres enterradas hace tiempo?, o las que evocan las niñeces de sus creadores.
Me pregunto entonces ¿qué es lo que debe recoger la literatura, la buena literatura para estar siempre vigente, para ser inmortal? Creo que fue algo egoísta al no querer compartir su sabiduría, con la plebe.
Entiendo que ese tipo de novela experimental, juegos a veces, que exigen una gran dosis de complicidad entre el escritor y el lector, que deleitan al os eruditos, pueda en un momento dado pasar de moda o quedarse en los rincones que frecuentan los estudiosos o lectores experimentados. No entiendo que una historia bien contada, con un argumento y unos personajes, que al margen de épocas distantes, estén sólidamente trabados, y escritas con un lenguaje claro, nítido, hermoso y abierto, pese a hablar de solteronas, curas y campesinos con boinas, puedan llenarse de polvo en los anaqueles de las bibliotecas de la historia.
Es por eso, que la revista del foro esta preparando un homenaje a ese Don Miguel que está por encima de las modas y de las mezquindades de escritores que para construir su fama tiene que derribar leyendas.