lunes, 26 de diciembre de 2011
"Confesiones y guías" de María Zambrano
viernes, 16 de diciembre de 2011
Géneros sí, géneros no
Como explica la definición de la palabra, los géneros nacieron para poner un poco de orden en los cientos de miles de títulos en el mercado y facilitar la búsqueda de nuevos libros a los lectores que se acercaban a las librerías, especialmente a partir del aumento ingente de la producción en épocas en que no se escribían sinopsis en la contraportada y la alfabetización dejó de estar restringida a unas pocas capas de la sociedad.
Paralelamente, o incluso antes, se acentúa la separación entre la "alta" y la "baja" literatura, separación que en ocasiones viene marcada mas por el número de ejemplares vendidos y las envidias que por la calidad real de la obra. Según los escritores que se autodefinen como de "alta" literatura, todo el que vende mucho es un escritor malo que no merece manchar de negro las hojas que gasta y si no venden es porque el vulgo no tiene la suficiente cultura, y según los que venden, lo que hay es pedantería insufrible y no querer bajarse del pedestal. La literatura castellana tiene un magnífico ejemplo de uno de estos duelos en las personas de Quevedo y Góngora, cuyo cruce de poemas ha pasado a la historia de la Literatura.
¿Qué pasa, pues, con los géneros? Pues que al adscribir determinados libros a determinados géneros, a los posibles lectores y compradores les resultaba más fácil saber de antemano si un libro tenía probabilidades de gustarles ya que se daba por sentado que se iban a ceñir a determinados parámetros y tópicos por todos conocidos. Pero, claro, aquí chocamos por un lado con que los seguidores de Góngora se duelen de que la "alta" literatura pueda ser clasificada e, incluso, llegar a un amplio público y vender —¡herejía!—; y, por el otro lado, con los avispados encargados de etiquetar un libro dentro de un género u otro según los compradores del mismo que haya en un momento u otro.
El resultado es que, además de literatura "alta" y "baja", ahora hay géneros de primera y de segunda y hasta en vías de extinción. Por ejemplo, si escribo un libro de terror y no me llamo King, querré que etiqueten mi libro de intriga, que vende más y está mejor visto, pero, si escribo romántica, habrá quien me diga que mejor que lo haga con pseudónimo, aunque las lectoras sean fieles y sostengan económicamente a mas de una editorial. Sin embargo, si escribo algo que pueda adscribirse a la novela histórica, tendré un estupendo halo y aceptación social que no tendría de escribir novela de aventuras. Y todo, hasta que un par de libros o tres que trasciendan los estereotipos se publiquen relativamente cercanos en el tiempo y rompan los esquemas e inclinen la balanza hacia otro género en el corazón de los compradores.
¡Con lo fácil que es dividir en buena y mala literatura y en literatura que me entretiene y que me mata de aburrimiento! Y como soy de ciencias, eso me da cuatro combinaciones posibles :D
Mientras tanto, seguiremos disfrutando de esos escritores que no se dejan embaucar y escriben lo que les da la gana, dejando que los demás se rompan la cabeza a la hora de clasificarlos. ¡Larga vida!
miércoles, 14 de diciembre de 2011
La influencia del cine en la literatura" Tertulia literaria de José Ángel Barrueco
José Ángel Barrueco plasmó estos hechos en la tertulia del pasado martes sobre la influencia del cine en la literatura. Sus novelas Asco y Vivir y morir en la Lavapiés pretenden establecer esa conexión entre las palabras de un libro con las imágenes cinematográficas. Para ello, Barrueco, acompañado del escritor y guionista Juanjo Ramírez, proyectó en el FNAC de la Castellana los fragmentos de películas que de algún modo le han servido bien para copiar los diálogos en el libro o bien de inspiración para escribir pasajes de sus libros. El Club de lucha, Inception, Live and die in LA, Red de mentiras... fueron algunos de los ejemplos expuestos por el autor. Aunque sin duda, la diferencia entre que una imagens ea vista por tu mente o que tu mente recree una imagen es que en la segunda nunca vas a depender de problemas técnicos o fallos del realizador.
lunes, 12 de diciembre de 2011
"Lo que vendría a ser la televisión en España". Presentación del libro de El Terrat
Hablar de El Terrat, es hablar de cámaras, guiones, luces. Es hablar de televisión. Por eso, ningún lugar mejor para presentar un libro que en un plató de televisión. Sobre todo si los protagonistas de este acto son los guionistas que probablemente más han hecho reír a los telespectadores de este país. ¿Les suena, Andreu Buenafuente, José Corbacho y Berto Romero? Lo normal sería verles a través de la caja tonta pero en esta ocasión han escrito un libro hilarante, una sátira amable que repasa la historia de la tele española a través de sus nombres propios: los nombres de las diferentes cadenas, los de sus programas y los de sus protagonistas. Y es que en su visión del mundo, el humor ocupa un lugar fundamental. Así Corbacho bien afirma que “siempre es sano reírse de la televisión y por supuesto con la televisión”.
A punto de alcanzar la edad de jubilación en España, la tele sigue siendo un medio donde triunfar no es fácil. De eso da constancia Buenafuente: “En mis inicios todo marchaba viento en popa, luego empezaron a llegar los fracasos pero hay que aprender a relativizarlos, a vivir con ellos y tirar para adelante con mayor esfuerzo”. Las prisas, las audiencias o la improvisación marcan la pauta muchas veces. Por eso, para Buenafuente este libro “es un plus de cariño y entrega” porque lo trabajaron con más cuidado y centrándose en los pequeños detalles. Ni el cargo institucional más importante de este país podría haberlo definido mejor: “el resultado me llena de orgullo y satisfacción” dijo el humorista catalán.
Corbacho, bombín mediante, resalta que para comprar el libro hay que tener buen olfato: “lo mejor del libro es el olor”. En su opinión, es el mejor regalo navideño: “Para qué te vas a comprar un ipad si este libro tiene de todo: chistes, trivial, pasatiempos…”.
Pero además de humor, el libro y la tele son educativos. Para Berto Romero, “la voluntad de este libro es pedagógica. Además de reír, aprendes ya que hay muchos datos e información sobre la historia de este medio”. Berto criticó que se acuse a la televisión de todos los males de la sociedad: “Yo soy activo con la tele, si no me gusta un canal lo subo al 55 donde nunca llegaré haciendo zapping; si veo que mejora, le bajo al 13 o 14”
La editora de Planeta citó al humorista Groucho Marx para reafirmar la idea: “