Empecemos por el comienzo. Por ahí es por donde todos los escritores quieren iniciarse. Por el principio. Nunca es fácil salir del cascarón llamado anonimato, y conseguir un nombre en el cartel literario. Máxime si al arte de la escritura, manifestación que debe primar para la ruptura del huevo, se le entrometen otras “artes”. Y es que, en el mundo de la política, hay mucho artista.
Javier Ochoa Palop (Jaén, 1961) fue el flamante ganador del Premio de Literatura para Escritores Nóveles de la Diputación de Jaén en su vigésimo segunda edición. Tras el veredicto del jurado literario, no sé qué cargo público, con el carnet de no sé qué partido, catalogó la obra vencedora de “políticamente incorrecta”. El Premio quedó vacante en 2012, y el escritor jienense sin su merecido galardón.
Desde entonces, la vida de este escritor cambió. Su incorrección alimentaba, según entendidos en la materia, una “falta al derecho de igualdad por razones de sexo”. No obstante, a partir de aquel momento, Javier Ochoa ha hecho gala de un buen sentido del humor, sátiro en ocasiones, característico en muchos escritores.
En los meses que sucedieron a las decisiones políticas, fueron habituales las apariciones de Javier Ochoa en distintos medios, donde, “sin entrar al trapo”, y con hábiles y respetuosas declaraciones, ha conseguido dejar en evidencia la decisión de revocar el premio; dictamen que por su propia naturaleza no tenía ningún sustento.
Javier Ochoa ha expuesto a los lectores, con esa gracia que tienen los andaluces, unos argumentos muy válidos que desarman las razones del veto, y no le falta nada de razón a la jocosa pregunta retórica que se hizo a consecuencia de su censura porque, “si Truman Capote o Jim Tomspson o cualquier otro maestro de la novela negra hubiera nacido en Jaén…, ¿a qué se hubiera tenido que dedicar?”
Poco después, “Nunca te quise tanto como para no matarte”, la novela de la discordia, tal vez publicitariamente algo beneficiada por los desatinos políticos, fue publicada por la Editorial Atlantis, y entró de lleno en la opinión pública expuesta al arma de doble filo que supone el veto institucional.
Javier Ochoa, después de este movido debut literario, del que asegura que podía haberse sacado mayor repercusión mediática, es autor de varias novelas más, que se encuentran a la espera de ver la luz. Entre otras, tiene una larga novela que encasilla en el género “negro gamberro”, y otra, surgida de “Nunca te quise tanto como para no matarte”, que sin querer ser secuela ni precuela, narra a modo de historia paralela, la perspectiva de vida de personajes aparecidos en su obra más conocida, como ya hiciera Ignacio Aldecoa al publicar “Con el viento solano”, aprovechando la pegada de su premiada y exitosa novela “El fulgor y la sangre”.
A fecha de hoy sólo podemos disfrutar de este autor, dentro de nuestro dilatado mercado editorial, de la ya mencionada novela “Nunca te quise tanto como para no matarte”. Libro en el que narra la vida de un soñador que aspira a ganar un galardón literario, tal y como el propio Javier Ochoa ha emulado en la realidad.
Jesús Rojas Lozano