domingo, 3 de octubre de 2010

El ser o no ser de la novela Histórica


Uno de los géneros literarios que mas aceptación tiene entre los lectores es el de la novela Histórica. El debate sobre lo que es, lo debe ser, la imagen que un novelista tiene frente a los académicos  e intelectuales,  es un debate curioso y enriquecedor, porque la ficción como tal tiene muchas caras.
No sé que rigor es mas importante: el que se asienta sobre los hechos o el que da vida a lo cotidiano de unas épocas remotas y nos sumerge de repente en las vidas de los hombres normales, de sus creencias,  de sus supersticiones, de sus costumbres. Personalmente me  gusta mas la segunda opción, la que da vida a una historia ficticia que se asienta sobre los pequeños detalles.
En cualquiera las opciones: la ficción ambientada, la  novelización de los grandes hechos o de los personajes que marcaron  el devenir de los tiempos, la historia cotidiana transmitida a través de referentes reales con personalidades recreadas en la imaginación del escritor, ..., lleva detrás una constante: la documentación.
Parto de la base de que yo no quiero aprender historia cuando leo una novela. Esta puede introducirme en el personaje o en la época,  pero para aprender con rigor acudo, o  mas bien acudía, a los historiadores. En  una novela busco una historia que me atrape y me entretenga, o que me haga viajar en el tiempo. Pero no puedo despreciar, no quiero  hacerlo, ese trabajo  silencioso, que constituye el esqueleto o la urdimbre sobre la que todo se edifica.
Hace un par de días tuve la oportunidad de quedar con dos novelistas  de este género: Santiago Morata, amigo  con el que estoy constantemente en contacto,  y conocer a Marisa Azuara  a quien la crítica la ha tratado de forma muy polarizada.
Santi  es brillante y polifacético,  con un sentido del humor inteligente y meticuloso en los detalles, eso ya lo sabía. Sé como trabaja y con que rigor trata de documentarse  Debió de ser todo un reto para sus maestros, con su voracidad por  el conocimiento. A  Marisa no la conocía y me descubrió una complejidad en sus planteamientos literarios que me dejo impresionada.
No es una mujer ambiciosa en sus aspiraciones,   en el sentido de que prefiere renunciar a sus posibles beneficios y ser fiel a sus principios,  con lo que ya  de entrada me gano. Este es un mundo de vedettes mediáticas,  en el que sientes que la mayoría de las veces es mas importante una buena campaña de marketing que un buen  producto. Porque al final, es así como se trata a los autores.
Marisa ha investigado sobre la figura de Cristobal Colon sobre el que prepara una novela. Al margen de sus descubrimientos, valorados por unos ( los que conocen como se ha documentado) y ridiculizada por otros, (los que no han querido molestarse en conocerla sin prejuicios), su planteamiento es muy original dentro de la maquinaria editorial: ha publicado un libro de ensayo en el que cuenta sus descubrimientos.   Que quede muy claro que ha accedido a  documentación  original, que ha contado con la colaboración de  los descendientes de Colón, de paleógrafos no solo españoles, también italianos. Ha investigado tanto textos legales de la época como legislación y  analizado las traducciones de toda esa documentacion previa a sus investigaciones tanto en italiano como en español.
No se si alguien  ha tratado de acceder a un documento del siglo XIV, yo recuerdo un trabajito de la carrera,  una novela de aventuras de caballería, El caballero de la rosa creo que era, pero es una labor complejísima. Las grafías son endiabladas y el contar con la ayuda de especialistas en ese terreno como en el del difícil mundo de las leyes y de las relaciones feudales  de la época, es  una base muy solida para trabajar estos temas, pequeños matices que se escapan a los aficionados aventajados e incluso a los mismos estudiosos en solo algún aspecto. Es un trabajo de equipo y de coordinación. Pero es sobre todo admirable el molestarse en ir al origen  pasando por encima de las traducciones  consideradas como el punto de partida de la mayoría de las investigaciones. La técnica paleográfica ha avanzado muchísimo con el paso de los años, con las digitalizaciones y con los posibles tratamientos de los documentos con  procesos inimaginables hace un tiempo. 

Como resultado de novela  no se cual será, aun está en proceso, como  proyecto de investigación es casi embriagador, Marisa además lo transmite con pasión, emocionándose conforme va recordando como se perfilan los descubrimientos  y las nuevas pruebas, la confirmación de alguna sospecha.
El  rigor de su trabajo, al margen de como se ha recibido en algunos sectores , esta demostrado con la invitación a la leer la lección inaugural del curso 2010 en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, institución de la que son miembros numerosos Catedráticos de la Universidad de Zaragoza, así como juristas e intelectuales de primer orden.

Hace un tiempo, en una presentación  José Luis Corral, investigador reconocido,  profesor universitario, además de novelista de éxito,  comentaba la suspicacia que levantaba  entre sus colegas de profesión docente su faceta de novelista. El lector creo que no  aprecia en lo que vale el trabajo de documentación, que le importa solo el resultado final de lo que lee, pero a la hora de la verdad, si nota las discordancias y la falta de rigor  y a la mayoría, el exceso de licencias le molestan. Al historiador tal vez le deprima la trivialización de la historia. Pero creo que no podemos olvidar cuando tenemos entre manos un libro de ambientación, de trama o de novelización histórica,  el esfuerzo que ha implicado  su telón de fondo, la documentación y el trabajo de síntesis que hay detrás, ( porque tan importante es lo que se  pone como a lo que se renuncia),  ya sea este una novela de intriga, romántica o de vocación histórica en sentido mas purista.

He querido sintetizar mis comentarios en  tres nombres nada mas muy diferentes, pero podría hablar del proceso de trabajo Carlos Aurensanz, de como integra los detalles Olalla García,   de Ángeles de Irisarri y su capacidad para plasmar en un todo lo cotidiano, de la meticulosa ambientación de sus novelas que hace Jerónimo Tristante, de muchos otros.  Al final al lector le llega un todo, depurado y conmovedoramente riguroso desde sus diferentes enfoques.
Julia

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