martes, 20 de marzo de 2012

En la obra de Ayala el elemento más excelente es el amor" - Carolyn Richmond

Para Francisco Ayala la vida era Literatura, y su obra "respira y va mutando como la vida misma", explica su viuda Carolyn Richmond durante la presentación de este primer volumen que recoge toda su producción narrativa, desde su primera juventud hasta sus últimos relatos. Richmond, acompañada por el presidente de la RAE, José Manuel Blecua; y el editor de Galaxia Gutenberg, Toni Munné; señaló que al final de su vida, Ayala empezó a mezclar los géneros periodísticos, narrativos y ficción no por casualidad sino porque “él buscaba un artículo de invención suya, donde la imaginación y la memoria se funden”.

A pesar de que el ensayista y narrador escribió artículos sobre ella, Richmond asegura que como lectora no sabe donde empieza la ficción, hasta el punto que “cuando leí el ‘Jardín de las delicias’ me entró un ataque de celos que duró 2 meses”. Contó como anécdota que él se reía mucho y disfrutaba cuando conseguía confundir y engañar a los lectores acerca de lo que era ficción y realidad: “su obra es una nebulosa, pero es muy bonito ya que el engaño es un arte”, alegó Richmond.

"En la obra de Ayala el elemento más excelente es el amor" apuntó Carolyn Richmond, quién, tras leer un escrito complementario al prólogo del libro escrito por ella; aseguró que Ayala "con sus obras nos hace reír, escandalizarnos, indignarnos, llorar o estremecernos frente a la belleza". Además criticó a aquellos que dicen “idioteces” sobre Francisco Ayala como que su obra tuvo dos etapas: “está claro que la guerra Civil marca una vida, pero no corta el arte”, espetó.

Por su parte, Blecua resaltó por un lado el carácter cervantino de la obra de Ayala y por otro, “sin ser contradictorio, su modernidad y vanguardismo por su ruptura de los géneros”. A grandes trazos Blecua analizó que Ayala en su obra se “detiene en pequeños detalles” y además “tuvo un compromiso con la estética” tras lo cual invitó a todos los lectores a “leer los textos de Ayala y sacar sus propias conclusiones”.

Ni anticuado, ni clásico, Ayala “sigue vivo”, concluyó Toni Munné.

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